viernes, 7 de diciembre de 2012

¿Por qué no conseguimos nuestros planes?.


Recuerde un aspecto importante en su vida que haya tenido que cambiar. ¿Cuál de las siguiente estrategias ha utilizado?:

1.Hacer un plan detallado
2.Motivarme concentrándome en alguien a quien admiro
3.Contar mis objetivos a otras personas
4.Pensar en las cosas malas que sucederán si no lo consigo
5.Pensar en las cosas buenas que sucederán si lo logro
6.Intentar suprimir los pensamiento que no me ayudan
7.Darme una recompensa por haber avanzado hacia el o.
8.Confiar en mi fuerza de voluntad
9.Dejar constancia de mis progresos: diario, gráfica…
10.Imaginar lo estupenda que será mi vida cuando lo logre.

El anterior cuestionario recoge las técnicas utilizadas por los 5000 participantes en dos estudios llevados a cabo por el profesor Richard Wiseman, que pretendían conseguir objetivos como perder peso, dejar de fumar, conseguir pareja o cambiar de empleo.

El análisis de los resultados desveló, que el 10% de los que consiguieron sus objetivos, emplearon unas técnicas de la lista distintas a los que no los consiguieron.

¿Cuáles de ellas fueron?.

Las impares de la lista, es decir: elaborar un plan detallado, contárselo a sus amigos y familiares, recordar las ventajas asociadas a la consecución de los objetivos, darse una recompensa por conseguir aspectos parciales en sus metas y registrar sus progresos de manera concreta.

En cambio, fantasear o imaginarse mediante técnicas de visualización conseguir los objetivos, aunque nos puede hacer sentir mejor, no nos ayuda a conseguir nuestras metas. El realismo sobre los problemas que se pueden presentar en el camino nos ayuda a predecir los obstáculos que nos podemos encontrar y por tanto a poder evitarlos.


El último aspecto que nos ayudará, puesto que sin él no podremos empezar es no postergar (procrastinar). Parar ello, lo más sencillo es iniciar la actividad con la intención única de estar en ella “unos minutos”. Una vez en ella, verás que se genera poco a poco una necesidad de acabarla. Este efecto, provocado por una ansiedad generada en el cerebro por acabar la actividad tiene nombre, el de su descubridora hace más de 90 años, la psicóloga rusa Bluma Zeigarnik.