Los resultados obtenidos,
apoyan en su mayoría la creencia de que el coaching ejecutivo produce resultados
positivos (Feldman & Lankau, 2005; Dagley, 2006; Finn et al., 2007;
McKie, 2007; Passmore & Gibbes, 2007; Kombarakaram, et al., 2008, McCauley,
2008). Sin embargo, la mayoría de los estudios realizados para analizar la
eficacia del coaching ejecutivo, se han llevado a cabo mediante el análisis
mediante entrevistas o cuestionarios de las percepciones de los clientes
(coachees) que han participado en procesos de coaching.
Estas técnicas cualtitativas, se han realizado con
muestras (5 sujetos a 1361 sujetos), que han pasado por procesos de una duración
que ha oscilado entre 6 y 12 meses. Sin embargo, cuando algún estudio ha
utilizado de una manera más rigurosa una metodología cuantitativa de tipo
correlacional, cuasi-experimental o experimental como los de Hernez-Broom, 2002
o el de Smither et al., 2003) los resultados, han mostrado ligeras mejoras en
algunos aspectos, pero sin llegar a ser significativamente claras.
Saber que el coaching
produce resultados es sin duda importante, pero conocer los factores que
intervienen en la gestación de los mismos es quizá más importante aún. Sobre
este asunto, los autores, han coincido en gran medida en el tipo de factores
que han considerado importante en sus estudios.
Conocer el papel que juega
cada uno de estos factores (el coach, el coachee, el proceso de coaching y los
relacionados con el entorno) en la eficacia del coaching, ayudará a
reducir el efecto de caja negra en la actual literatura sobre coaching, que
consiste en reconocer que éste funciona pero sin saber muy bien porqué.
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